Una pantalla mural (también conocida como pantalla mural de vídeo) es una gran superficie de visualización formada por varias pantallas. Al principio, se ponían varios televisores o monitores muy juntos para simular una gran superficie de pantalla.
Sin embargo, el problema era el gran marco (o bisel) que rodeaba la superficie útil de la pantalla de cada televisor. Esto anulaba por completo el efecto de pantalla única, de manera que se echaba a perder el rendimiento visual. Por ello, se introdujeron nuevas tecnologías que minimizaban el «espacio de píxeles muertos» entre las distintas pantallas.
Las soluciones actuales de pantallas murales suelen utilizar paneles LCD en mosaico, cubos de retroproyección o paneles LED de visión directa en mosaico. Las áreas de aplicación habituales incluyen salas de control y de reuniones, señalización digital y otros entornos exigentes.
Estas pantallas murales de vídeo están disponibles en una amplia gama de tamaños. Normalmente, con un diámetro de pantalla de entre 46” y 80”. La elección del tamaño de la pantalla depende del contenido habitual y de la distancia de visualización. Si se ve de cerca, la densidad de píxeles debe ser lo suficientemente elevada para que no se aprecien los píxeles individuales. La resolución depende del tamaño de la pantalla mural. Por ejemplo, una pantalla mural de vídeo 4K requiere 4 pantallas FHD en una configuración de 2 × 2.
Aunque estas diferentes tecnologías presentan ventajas muy distintas y responden a necesidades específicas de los usuarios, tienen varias cosas en común. Todas ellas:
- Necesitan un controlador de pantalla mural de vídeo para que el contenido aparezca en las pantallas.
- Son muy flexibles en cuanto al tamaño (número de pantallas individuales).
- Necesitan un mecanismo de calibración que garantice que todos los paneles individuales tengan la misma configuración de brillo y color. La tecnología de calibración automática de Barco lo hace en tiempo real, tanto para calibrar pantallas individuales como pantallas murales enteras.
- Requieren una separación mínima entre los paneles (o un bisel ultraestrecho) para contrarrestar el «efecto de trama».